Domando la lucha o la respuesta de vuelo
Cuando nos enfrentamos a una situación que causa ansiedad o miedo extremos, nuestros cuerpos responderán con una presentación repentina de síntomas fisiológicos, que incluyen un corazón acelerado, músculos tensos, puños con bola, dilatación de la pupila y respiración rápida y superficial..
Estas reacciones físicas son lo que llamamos respuesta de lucha o huida (también conocida como respuesta de estrés agudo o hiperactivo). Esto es cuando la percepción de una amenaza desencadena una cascada de cambios fisiológicos cuando el cerebro activa la alarma en todo el sistema nervioso central..
Como resultado, las glándulas suprarrenales comenzarán a bombear hormonas, llamadas adrenalina y noradrenalina, que ponen al cuerpo en alerta máxima para enfrentar la amenaza ("pelear") o salir tan rápido como sea posible ("vuelo"). Estos cambios fisiológicos no son incidentales sino que cumplen funciones específicas e importantes:
- El pulso rápido y la respiración aumentan el consumo de oxígeno para una acción rápida o prolongada.
- La conversión de la fuente de combustible del cuerpo (glucógeno) en combustible (glucosa) permite una explosión de energía en los músculos.
- La dilatación de las pupilas se considera una respuesta evolutiva que permite que más luz en el ojo se vea mejor durante la noche..
La respuesta de lucha o huida es reflexiva, lo que nos permite actuar antes de pensar (como pisar los frenos para evitar un accidente).
Cuando la respuesta de lucha o huida es anormal
Si bien la respuesta de lucha o huida es un mecanismo vital de autodefensa, algunas personas tienen una respuesta demasiado sensible. Para estas personas, las características fisiológicas ocurren con demasiada frecuencia o de manera inapropiada. Puede haber varias razones para esto:
- Un desequilibrio en las hormonas cerebrales, como la ansiedad y los trastornos bipolares.
- Angustia postraumática
- Una historia de abuso verbal o físico.
No solo es agotador pasar tanto tiempo en estado de alerta máxima, sino que también puede causar daños físicos. Las consecuencias físicas del estrés agudo pueden incluir presión arterial alta, migrañas y exacerbación de la fibromialgia, gastritis crónica y síntomas de la articulación temporomandibular (TMJ).
Tratamiento
En aquellos con una respuesta anormal de lucha o huida, el tratamiento implica con más frecuencia asesoramiento y psicoterapia para identificar mejor las raíces psicológicas o psiquiátricas. En algunos casos, el tratamiento farmacéutico puede estar indicado, especialmente si se relaciona con ansiedad severa o trastorno de estrés postraumático (TEPT).
En otros casos, las técnicas de autoayuda pueden ayudar a aliviar los síntomas fisiológicos involuntarios asociados con la respuesta de lucha o huida. Una de estas técnicas consiste en un ejercicio de respiración de tres partes que permite a una persona disminuir la respiración voluntariamente, cuya acción también puede reducir tanto la frecuencia cardíaca como la respuesta de adrenalina..
El ejercicio, que incorpora parte de la técnica de pranayama que respira en el yoga, implica seis pasos básicos:
- Encuentra un lugar que sea tranquilo. Apaga el teléfono y cierra puertas y cortinas..
- Siéntese en una silla de respaldo recto con ambos pies en el suelo o recuéstese en el suelo.
- Coloque su mano derecha sobre su estómago y su mano izquierda sobre su caja torácica para que pueda sentir físicamente su inhalación y exhalación..
- Comience a inhalar expandiendo el vientre hacia afuera, lo que le permite inflarse como un globo..
- A continuación, mueva su respiración hacia la caja torácica y hasta la parte superior del tórax..
- Exhale invirtiendo esta acción, contrayendo los músculos abdominales al terminar.
Puede practicar esto en intervalos de un minuto con el objetivo de aumentar gradualmente a cinco minutos. La práctica puede no solo ayudar a aliviar los ataques agudos, sino que también puede utilizarse como un medio para "eliminar el estrés" como parte de una rutina diaria..
Otras opciones de tratamiento sin receta incluyen la valeriana y la pasiflora (suplementos herbales comúnmente utilizados como relajantes no adictivos) y el complejo B que puede ayudar a regular el estrés químico producido por el cerebro. También se recomienda evitar la cafeína, el alcohol y la nicotina..